En vísperas de la visita del Papa Francisco el Evangelio de hoy trae unas palabras directas para los corruptos: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida?
La corrupción que penetró las instituciones y llegó a las Cortes de Justicia, evidencia nuestra ruina ética y moral. Colombia se precipitó en ella cuando, por el proceso natural de secularización, la moral católica dejó de ser la norma general para determinar el bien y el mal en los comportamientos privados y públicos, y nos encontramos con que no habíamos hecho la tarea de construir una moral civil, válida para todos los ciudadanos y respetuosa de creencias y filosofías.
Con la ruina moral vino la destrucción brutal de la vida humana. Primero los años de la Violencia...