Resumen: ganó el No, contra todo y contra todos, en la campaña más desigual de la que tengamos noticia. Sin embargo, el Gobierno y sus mayorías en el Congreso desconocieron de forma grosera el resultado y le hicieron conejo a la voluntad popular, a la democracia, con el argumento falso de que había un nuevo acuerdo. La verdad es que nunca hubo un acuerdo nuevo. Hubo, sí, un remiendo, algunos cambios menores que respondían a peticiones de los voceros del No. Pero, para usar las palabras de funcionarios del gobierno, lo “estructural” quedó idéntico.
Los votantes del No se sintieron, con razón, burlados. Muchos de ellos se molestaron con sus voceros por haberse sentado con el gobierno. Para la mayoría negociar con el equipo de Santos fue, como...