Cuando estalló el escándalo por posibles sobornos a tenistas de alto nivel para que se dejaran ganar, el actual número uno, Novak Djokovic, confesó que hace unos diez años rechazó una oferta de 200.000 dólares por perder. A ojos del mundo le honra haber rechazado semejante suma cuando aún se encontraba lejos de la cima del tenis. Sin embargo, puede sorprender que su sentido de la ética no haya ido más allá para denunciar una práctica que enturbia y que pone en peligro la pasión de su vida: el tenis.
No hizo lo mismo el exfutbolista Simone Farina cuando un compañero de equipo en la segunda división del fútbol italiano intentó convencerlo de aceptar un soborno de 200.000 euros para dejarse ganar un partido de copa. Lo rechazó y fue a la policía,...