Es costumbre que, tras la toma de posesión, los presidentes de los Estados Unidos se reúnan con los líderes de los países miembros de la Alianza Atlántica. Se trata, por regla general, de encuentros informales, que poco o nada tienen que ver con las sofisticadas “cumbres” de jefes de Estado. Sin embargo, parece que el actual inquilino de la Casa Blanca está dispuesto a cambiar las reglas de juego. No sería esta la primera vez; Donald Trump se empeña en imponer su peculiar estilo.
El encuentro celebrado esta semana en Bruselas debía haber tenido un carácter meramente simbólico. En principio, se trataba de inaugurar la nueva sede de la Alianza Atlántica, un edificio modernista, cuya arquitectura contrasta con las hasta ahora austeras instalaciones...