La esperanza de vida promedio aumentó de 46 años en 1950 a 72 en la actualidad, según la Organización Mundial de la Salud. Con estas cifras, cabe la preocupación por los adultos mayores: “Más de la mitad de las personas mayores de América Latina no recibe una pensión de un sistema contributivo”, dicen la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), en una nueva publicación conjunta de 2018. Según cifras a 2017, “solo 23 % de los adultos mayores en Colombia tienen pensión”. En el mismo informe, ambas entidades señalan que “la falta de ingresos de jubilación obliga a muchos hombres y mujeres de más de 60 años de la región a seguir activos en el mercado laboral”.
Entonces nos urge un dilema: ¿Seguir aumentando nuestros desarrollos científicos y alternativas de bienestar para continuar creciendo en nuestra esperanza de vida, sin importar los retos socioeconómicos que ello pueda implicar?
Ustedes se preguntarán, ¿Qué tiene de socioeconómico? Por ejemplo, en Chile el gasto en salud por adulto mayor fue el 17,3% del gasto total en salud del país del año 2002. En un informe publicado en 2018 por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), “los resultados sugieren que solo por el envejecimiento poblacional, el gasto público como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) aumentaría en promedio alrededor de 1,8 puntos porcentuales en los próximos 50 años”.
¿Qué hacer?
Crecer en la capacidad de ahorro, movilizar nuestros sistemas pensionales de modo tal que podamos garantizar la mayor cobertura, abrir la mente y el corazón frente a soluciones como los programas de migración controlada, que ya aplican con éxito países como Canadá. Y es una de tantas explicaciones (después de las razones humanitarias), para la medida que recientemente adoptó el gobierno de reconocer ciudadanía colombiana a niños y niñas de padres venezolanos, que han nacido en Colombia desde el 2015. ¡Muy acertada la decisión!
¡Aceptemos que se nos está acabando el bono demográfico, lo que significa que la natalidad y la mortalidad están en iguales proporciones! Al menos así lo demuestran las últimas cifras del censo nacional.
¡Aprendamos de la naturaleza! Hace poco a un tiburón en Groenlandia que nació en la era de Rembrandt, Velázquez, Descartes, Hobbes y Galilei, por lo que tiene 392 años. Ellos saben que la vida no es una carrera, su velocidad promedio es de 1 km/h, y se reproducen a partir de los 150 años. Nuestra velocidad promedio al caminar es de 45 km/h, en cuanto a la reproductiva, asumiendo que en los países del hemisferio sur se presenta una presencia del 20% de embarazos adolescentes entre el total de las madres gestantes. “En países como Reino Unido ahora por primera vez más del 50% de los bebés que nacen son de mujeres de más de 30 años. Y las mujeres de más de 35 años que tienen hijos ya son más numerosas que las de menos de 25”, dijo recientemente BBC.
Cuestionando nuestro deseo y la tendencia actual de vivir a mil por hora. Asistimos a una sociedad que promueve la idea de tenerlo todo antes de los 30. Cuando yo veo este fenómeno me pregunto:
¿Cómo vamos a hacer cuando lleguemos a viejos?