Por Carlos Alberto Giraldo M.
El Consejo Mundial de Viajes y Turismo ya lo advirtió: la crisis del Covid - 19 llevará a que se dejen de percibir 22 mil millones de dólares en el sector. La gente está aplazando sus paseos de placer o sus recorridos de negocios, porque la permanencia y letalidad de la epidemia son aún inciertas.
Se escuchan historias de todo tipo: una familia que tenía planes de meses para conocer Italia en septiembre, pero los más temerosos se corrieron. Otra que quería verse en México en agosto, pero además de adultos mayores tiene niños en el grupo, entonces la decisión inmediata es suspender el encuentro. El Covid - 19 ya está en México y Brasil. En Italia tiene en cuarentena a varias villas del Norte. Una gripa del Papa Francisco esta semana tendió un manto de enigmas y oraciones en las redes sociales.
En el principio de la emergencia, entre diciembre y enero, hicieron bastante daño la represión y la censura informativas en China. El monolitismo del régimen de Pekín acalló las voces de intelectuales de las ciencias médicas y sociales que prendían las alarmas. Ahora, esta maquinaria incesante que escupe mercancías en millones de artículos por segundo empieza a sentir el freno. La parálisis por las medidas sanitarias detuvo aquel mundo frenético de las manufacturas y el comercio.
Al otro lado del planeta, en varias empresas de Chicago, Estados Unidos, con ejecutivos chinos y locales, se activaron protocolos extraordinarios: a diario hay chequeos de temperatura al personal. Si alguien presenta una fiebre inusual, no puede entrar a la sede y se va al médico o a la casa.
La OMS acaba de elevar la alerta al máximo nivel. Y tal vez se abstiene de declarar una pandemia, para evitar el pánico financiero y social. En Asia y Europa las fronteras se están cerrando.
Pero una de las reflexiones más inquietantes la lanza hoy en EL COLOMBIANO un comerciante del conocido sector El Hueco, en Medellín: dice que cuando el coronavirus entre a Venezuela se encerrará en la finca con su familia. El precario sistema de salud venezolano permitió que rebrotaran enfermedades que se creían casi extintas: las paperas, el sarampión y la varicela. ¿Qué podrá pasar allí con el Covid - 19? Si Maduro ya dice con sus tropicalismos que es una enfermedad inventada para desprestigiar a China y apocar su comercio, ¿con qué rigor puede esperarse que atienda la epidemia en su territorio? No se trata de xenofobia, sí del control migratorio que tendrá que afinarse en esa frontera porosa e informal, de seguir las progresiones actuales en la expansión del virus.
En medio de tantos enigmas, que empiezan por el tratamiento mismo de la enfermedad y el diseño de una vacuna, la humanidad tardará un rato en reencontrar la sensación de que ha logrado superar otra amenaza más a la especie, y a una compleja y retadora interacción, segura, de sus sociedades.