Duro le está quedando al carismático Papa Francisco darles vida a las reformas que se ha propuesto para purificar a su iglesia de las mañas que se urden en el interior de la curia romana. ¡Qué lucha la que está afrontando contra elementos codiciosos, “apegados al dinero para llevar vida de faraones”!
Parte de esa curia se resiste a perder sus privilegios. Hay ahí mafias de la peor calaña. Ya Benedicto XVI había comenzado a destapar la pugna entre purpurados por la conquista de poder y dinero. Los dos excesos que conducen a la avaricia. Ante su impotencia para erradicarlos, fue posiblemente que Ratzinger se fue. No resistió ser “un pastor rodeado de lobos”.
En dos libros -El vía crucis, de Gianluggi Nazzi, y Avarizia, de Emiliano Fittipaldi, investigadores...