Resulta paradójico y condenable que en un régimen de izquierda, que se proclama respetuoso de las libertades y derechos ciudadanos, inspirado en ese americano íntegro que fue Simón Bolívar, con su espíritu tan autocrítico, sus cartas independentistas y sus causas de un humanismo auténtico, hoy Venezuela sufra los rigores de un gobierno torpe, caricaturesco, represivo e incapaz, que pervierte aquel cúmulo de historia y conquistas y lo convierte en falacia.
Pero es más incomprensible el cuidado que le prestan algunos militantes y voceros de la izquierda colombiana, incondicionales, a semejante nido de víboras alimentadas por la corrupción, las mafias y el canibalismo de un proyecto en el que no caben críticas ni independencias ni mucho menos oposiciones....