De noche, en el tren, el viajero volvió la mirada hacia el cristal de la ventanilla y pudo observar que fuera del vagón viajaba a la misma velocidad una figura cuyo rostro era exactamente igual al suyo.
Habría cometido el error de creer que se trataba solo de la propia imagen reflejada en ese espejo oscuro de la noche. Después de reflexionar durante un tiempo llegó a la convicción de que esa figura podía ser la otra mitad de sí mismo desdoblada, que le había seguido siempre a todas partes desde su tierna infancia y que esta vez había conseguido alcanzarlo para seguir juntos viaje hacia el fin de la noche.
Puede que el viajero lo ignorara, pero esa imagen oscura contenía, como en un negativo, todos los sueños que no pudo cumplir; los placeres...