Por Rodrigo Álvarez Peláez
Hace dos años se retiró el señor Pekerman, lo cual para mí fue un misterio. Nunca supe si Pekerman renunció porque se quería ir, o la Federación lo sacó, o no quiso arreglar su contrato. El hecho es que se fue. Seis meses después traen a Queiroz, un portugués que poco o nada conocía a Colombia, a los colombianos, su idiosincrasia, sus costumbres, etc. Hasta ese momento, no se sabía nada de él y creo que los colombianos tampoco. ¿Qué interés tenía la Federación en este señor? Había otros, incluso colombianos y muy buenos en la lista de posibilidades. Hoy, dos años después, el señor Queiroz es un fracaso. Nuestro país está casi por fuera del mundial de Catar. El entrenador echa la culpa a los jugadores, y estos, más de veinte estrellas internacionales, no dicen nada. ¿Será que no quieren que Colombia clasifique para no perder los partidos en sus respectivos equipos? ¿O será que el director técnico no tenía la preparación, los conocimientos y las ganas necesarias? Creo más en esto último.
Ahora pregunto. ¿La Federación de Fútbol y su presupuesto es público o privado? Los dineros que se arriesgan en los partidos, en contrataciones de entrenadores y el resto de personal son de los contribuyentes, ¿o son propiedad privada de la Federación? Sería bueno conocer esto para saber si están jugando con nuestra plata. Traer entrenadores malos y costosos, echarlos y pagarles indemnización; traer otro que pierde su indemnización en Chile, etc. ¿Cuánto cuesta todo esto?