Jesús es la síntesis asombrosa de lo divino y lo humano, de Dios y del hombre. El corazón es la persona misma en su intimidad, que se manifiesta en cada sentimiento, pensamiento, palabra y acción. Según el Eclesiástico (17,6), Dios “les dio a los hombres un corazón para pensar”, y así el corazón genera decisiones sabias.
Dios tiene un corazón de oro, como se lo expresó Jesús a Nicodemo, magistrado judío, la noche en que éste vino a verlo, lleno de admiración. Al escucharlo, el asombro no le cabía en el corazón. “Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo único, no para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él”. Jesús es el amor de Dios, amor perfecto, infinito.
El zorro tiene un secreto para compartir con el Principito....