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El país ha sido laboratorio para traernos las doctrinas de la extrema izquierda. Laboratorio, digo, aunque no es el primero. Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela han sido primeros en entrar, pero nosotros hemos sido invadidos por esas doctrinas desde mucho antes. Hemos resistido, pero estamos al límite de caer.
La educación ha sido sistemáticamente permeada por la izquierda de extrema, ya estamos sufriendo las consecuencias.
Desde hace muchos años se suprimieron los símbolos patrios de las cartillas para aprender a leer. Antes, en las primeras páginas, se encontraban el escudo, la bandera y el himno de la patria. Ya no aparecen y el que no conoce algo no puede quererlo.
Ya la historia de Colombia y su geografía se enseñan dentro de la historia universal. Para un estudiante colombiano vale lo mismo la República del Congo, que nuestra patria. Colombia, es algo que hace parte, que tiene la misma importancia que cualquier rincón del planeta. Hay que conocer a Colombia y sus orígenes para quererla. Los maestros de izquierda, felices con ese abrebocas. Los niños empiezan por no querer a la patria. Para nuestros estudiantes significa lo mismo Bolívar que Mao, o Santander que Lenin.
En el bachillerato, Colombia no se vuelve a mencionar. Les dan más importancia a las doctrinas de izquierda, que a hacer conocer la doctrina social de la Iglesia, más justa, más universal y mucho más igualitaria.
En la universidad sí que se ignoran doctrinas distintas al socialismo. Se prepara a los jóvenes para la revolución violenta. Ya hemos visto las consecuencias en las capitales de Colombia. El 21 de septiembre, coincidente con Chile, hubo manifestaciones violentas que se prolongaron por varios días. Destrucción del transporte masivo, igual que en Chile, atentados contra los negocios privados, almacenes, locales con público, igual que en Chile. No pueden ser coincidencias, son planes internacionales.
Algunos profesores universitarios preparan a los estudiantes para la revolución, para la violencia. Lo más grave, los preparan para el lucro personal. Vemos, con dolor, a varios de los altos magistrados condenados por recibir o pedir favores monetarios para orientar sus sentencias. Cartel de la toga. Todo esto, producto de una mala orientación en la educación.
Quieren seguir los ejemplos de Cuba, Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Chile en varias etapas. Cuba, donde su gente no recuerda, por lo prolongado de la dictadura, que antes de los años sesenta era potencia en producción de azúcar de caña y era el principal destino turístico del Caribe. Todo eso se acabó gracias a la izquierda. Venezuela, el país más rico del mundo en petróleo, hoy importa gasolina, gracias a la izquierda de Chávez y Maduro. Chile, de país importantísimo en Latinoamérica pasó, con Allende, a estar lleno de dificultades.
El lunes pasado, Juan David Escobar nos recordaba en su artículo de este periódico la guerra entre las dos Coreas hace ya setenta años. Ambos países quedaron en la ruina. Hoy la Corea comunista sigue en la ruina, sólo rico en misiles. Corea del Sur, democrática, es potencia asiática. Los amigos de la izquierda nos quieren llevar a lo que es la política que ha acabado con los países.
