Por RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA
Hace algunos años le pedía yo al Señor que les abriera los ojos a algunos periodistas “mamertos” que como San Pablo en su época de Fariseo y bajo el nombre de Saulo, perseguía a los cristianos y a los apóstoles que predicaban el Evangelio. Pues bien, el Señor me escuchó y le abrió los ojos a Santrich y se voló.
Los que no abrieron los ojos fueron los exguerrilleros que lo estaban cuidando, o los que no entendemos somos nosotros, porque posiblemente la misión de los cuidanderos era que lo protegieran para que se volara sin ser extraditado.
Estos tiempos están tan cambiados que a lo mejor vuelven “Santrich”, “Iván Marques” y “El Paisa”, de la mano del cura Javier Giraldo y del arzobispo de Cali, monseñor Monsalve, a predicarnos cordura y caridad cristiana y que los acuerdos entre el gobierno de Juan Manuel Santos, De La Calle y algunos generales de la República, fueron un éxito que apenas va a empezar a dar frutos. Que los exnarcoguerrilleros van a arreglar esta querida tierra colombiana y que la coca que hay sembrada hay que aumentarla para mejorar la economía de Colombia.
El gran humorista español del siglo pasado, Enrique Herreros, decía con ironía en un comentario: “En mis tiempos éramos más respetuosos con nuestros padres. Yo, hasta que no cumplí los treinta años, no le pegué al mío el primer garrotazo”.
Y es que ahora no falta sino que los hijos les peguen a sus padres. Ya vemos cómo las autoridades de Medellín bajan las banderas de Colombia y de Antioquia, en el Cerro Nutibara, para izar la bandera del grupo LGTBI, precisamente en el año que estamos cumpliendo doscientos años de la Batalla de Boyacá. Me parece bien que esa comunidad diferente, de LGTBI con sus gustos y pareceres, celebre su fiesta y su desfile. No estoy de acuerdo con los desmanes que se cometieron con sus símbolos, ni con que los discriminen, pero que se bajen nuestras banderas patrias para colocar otras que no nos representan, tampoco.
Ese garrotazo se suma al de ver a “Timochenco”, “Santrich” y compañeros de crímenes legislando en el Congreso y al espectáculo de ver a un delincuente viajando por toda Colombia y posiblemente en Venezuela.
Por eso ahora para librarnos de más enredos y garrotazos, los conservadores progresistas que una vez seguimos a Fernando Gómez Martínez y Jota Emilio Valderrama, unidos a un pueblo de derechas que cree en Dios y en Colombia, vamos a votar y estamos predicando de la mano de San Pablo, el del camino de Damasco, que nos conduzca a la gobernación de Juan Camilo Restrepo para una Antioquia líder y altanera. Su capital, Medellín, avanza con seguridad, vías y progreso con Juan Carlos Vélez, el mejor candidato para la alcaldía.
Luchamos por una patria antioqueña con orden, disciplina y respeto. Con unos municipios comunicados con buenas vías, buenas universidades y colegios. Con un ciudadano seguro y confiado en sus gobernantes.
ÑAPA. La reunión de Sopetrán la hicieron los líderes de Frontino. ¿Cuál fue el poder de convocatoria? La fiesta de las frutas, muy buena.