Por Daniel Marulanda S.
Universidad Pontificia Bolivariana
Psicología, semestre 5
danielms.7@hotmail.com
¿Con qué frecuencia nos preguntamos por la realidad que se ubica detrás de cada manifestación de la cultura del entretenimiento? Acertada denominación parece habernos dado Mario Vargas Llosa cuando nos bautizó como la Civilización del espectáculo en su ensayo del 2012. Quién creería que las mayores problemáticas sociales a las que se enfrenta nuestro país y el mundo entero pueden terminar reduciendo su complejo entramado político, cultural y social a una sencilla imagen acompañada de una frase corta que finalmente se desliza por todas las pantallas divirtiendo un público, provocando likes y gran cantidad de comentarios burlescos.
Analicemos, por ejemplo, la lógica del “Meme” del que gozamos todos los días: esta radica casi siempre en su capacidad para entretener según el nivel de coherencia que posea con la realidad a la que hace referencia. Si se corresponde lo más directamente posible con el contexto, genera más impacto y se mantiene por más tiempo en redes sociales. Ahora bien, el mayor logro de los memes es poder sintetizar la gran cantidad de información que constituye el acontecimiento que lo provoca, aunque esto se lleve a cabo en aras de hacer un buen chiste al respecto. ¿Qué es lo preocupante? Que muchos de nosotros terminamos conociendo el meme antes que los hechos que le dieron origen, por consiguiente, nuestra reacción es la risa antes que el cuestionamiento.
El valor informativo de estas fabricaciones del entretenimiento es significativo, sin embargo, se va tornando absurdo en la medida en que se dispone de él únicamente para generar diversión en el público espectador y no un proceso de crítica para la comprensión y solución de los fenómenos latentes; se ha perdido el deseo de indagar sobre la naturaleza real de los hechos que nos rodean hasta ignorarlos por completo.
Hemos estado padeciendo los efectos secundarios de tal ignorancia. ¿Debe seguir siendo Colombia un país con problemáticas complejas que antes de pasar por el filtro de la razón pasan por el filtro del entretenimiento de masas? Nunca ha sido tan crucial, como en pleno 2020, repensar la manera en cómo procesamos y tramitamos la información de la realidad, pues no vaya a ser que el 2021 nos sorprenda una vez más convirtiendo en “pura diversión” temas tan importantes como educación, salud, medio ambiente y muchos más que requieren ser tratados con total madurez y diplomacia.
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