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En mala hora el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, quiere seguir sacando los dineros de EPM para financiar los proyectos que no ha sabido manejar con los recursos ordinarios. Sin duda alguna, es un mal administrador, que tiene que apelar a unos ingresos extraordinarios para financiar su incapacidad. Es el ejemplo palpable de un mal administrador que supo engañar al pueblo para que lo eligieran para el primer cargo del Distrito.
Un administrador debe saber con qué recursos cuenta para operar y no gastárselos en otras inversiones para luego verse obligado a buscarlos en fuentes distintas por fuera de las ordinarias. Es que, definitivamente, es un desconocedor de la ciudad que maneja, es un recién llegado que no conocía lo que es Medellín, es un incapaz que llegó con otros desconocedores e incapaces para manejar la segunda ciudad del país. Pero, un pueblo engañado por sus propuestas, lo eligió y, por respeto a la democracia, lo tenemos que soportar.
El Distrito no es un barril sin fondo, el Concejo ha dado muestras de responsabilidad y lo ha frenado en sus pretensiones que están por fuera de la realidad económica, pero el burgomaestre no sabe de esos temas. Hay que apoyar a ese Concejo responsable, hay que respaldar a quienes sí saben y conocen a Medellín.
Apelar a EPM para financiar al Distrito en su presupuesto ordinario, es descapitalizar a la empresa de servicios públicos domiciliarios más importante del país, una empresa hecha con los recursos de un pueblo cumplido en los pagos oportunos por los servicios públicos prestados. Es un golpe a una comunidad responsable, es respaldar los malos manejos y desconocimiento de un mal funcionario. Medellín no puede admitir y premiar las malas administraciones.
El Concejo Distrital sí sabe lo significan los malos manejos para castigar al responsable y conoce también a quienes han manejado los recursos públicos con pulcritud y eficiencia. Que no crea el alcalde que un Concejo responsable lo va a acompañar en sus malas y perversas actuaciones. Llegó la hora de hacernos respetar por un mandatario irresponsable y por unos funcionarios mediocres, desconocedores de la ciudad y defensores de una mala administración.
Gracias a la división de poderes, el legislativo ejerce control sobre el ejecutivo y lo puede frenar cuando este se desborda en sus pretensiones. Eso es lo que hoy ocurre en la ciudad. No es un entorpecimiento a una administración. Es ejercer las funciones que le corresponden a un Concejo que entiende la misión que debe cumplir. La ciudadanía debe apoyar a un Concejo Distrital, que sí entiende el deber que tiene frente a un desbordamiento del ejecutivo desconocedor del Distrito y extraño en estas tierras.
Damos gracias a ese Concejo que nos defiende de una administración extraña e incapaz. Que el pueblo afectado, ataje las malignas intenciones de quien pretende minimizar la importancia de un Distrito manejado con eficiencia y honestidad en sus administraciones anteriores. .
