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IFM noticias publicó un excelente, extenso e inquietante artículo titulado: “El trueque entre Daniel Quintero y el Gobierno Nacional que terminó en el mal negocio de EPM, llamado CaribeMar”, el cual resumo en mis comentarios a continuación.
Como es sabido, el Gobierno Nacional dividió en dos empresas, en medio del desespero, la fracasada Electricaribe con el fin de subastar sus acciones, a saber: CaribeMar para encargarse de la distribución de la energía eléctrica en los departamentos de Bolívar, Cesar, Córdoba y Sucre. Y CaribeSol para los departamentos de Atlántico, Magdalena y Guajira. EPM participó en la subasta y le adjudicaron a CaribeMar SAS. EPM creó su subsidiaria Afinia SAS, para encargarla de las llaves de CaribeMar.
Un poco de Historia. En el artículo citado nos dicen que: EPM, en tiempos de Federico Gutiérrez, siendo la empresa pública más exitosa de servicios públicos, quiso enterarse y se presentó con reservas, pero sin que su ánimo real fuera el de hacerse con una parte del negocio. Las diferentes Juntas Directivas y administraciones llegaron cinco veces a las mismas conclusiones: La Costa Atlántica es atractiva, pero es un pésimo negocio y de alto riesgo, se invierte mucho y no se recoge casi nada.
Entre las razones de alto riesgo menciona IFM: la cultura del no pago de la idiosincrasia costeña; la Tutela que imposibilita cortarles los servicios a quienes no pagan; sus conexiones fraudulentas; los poblados con pocos habitantes diseminados por todo el territorio; el fuerte calor y la humedad que cristalizan los cables en pocos años y encarecen el mantenimiento; la presencia de múltiples grupos armados; las 90 horas mensuales de cortes eléctricos en el Litoral Caribe frente a las 15 horas/mes de Medellín y las inversiones por $4 billones en los próximos cinco años hasta totalizar cuantiosos $10 billones en los siguientes 10 años.
El portal los Irreverentes publicó los mapas de riesgo del proyecto, entre los cuales destaco los en rojo, por ser de alto riesgo: 1. Incumplimiento de las metas de recaudo. 2. Aumento en las metas de pérdidas por culpa de sanciones y menores ingresos por incumplimientos en la calidad del servicio. 3. Pasivos laborales invisibles. 4. Limitaciones en las operaciones de EPM debidas a la pandemia del Covid-19. Y se pregunta IFM, entonces, ¿por qué aceptó el gobierno del alcalde Daniel Quintero, quedarse con CaribeMar?
Y responde IFM: Porque el Gobierno Nacional vio la imperiosa necesidad del mandatario medellinense de sacar adelante y en tiempo récord proyectos que sean vistos como logros suyos, en especial, el Metro por la 80. “Usted acepta operar CaribeMar y el Gobierno le aprueba una participación que le asegure su Metro”. Fue esta la razón por la cual terminó el Compes firmando en forma tan expedita la entrega de las llaves de CaribeMar a la filial de EPM, Afinia, ya mencionada.
Todo apunta, concluye IFM, a que este azaroso negocio llega en un mal momento y pone en riesgo la ‘Joya de la Corona’. Bien puede llegar a costarnos muy caro a los antioqueños, en particular. “El Gobierno Nacional supo aprovechar la debilidad más grande del alcalde de Medellín, Daniel Quintero, y lo llevó a que aceptara un negocio basado en un trueque, apelando a su ego”.
