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EPM no “iba en camino a la bancarrota” como, de manera irresponsable y solo con fines de desprestigio político, afirmó Daniel Quintero días atrás. Debido a las pésimas decisiones de estos días, a la arrogancia, los malos manejos y otros intereses de parte del gerente y su jefe, hoy EPM sí está en un grave riesgo. La toma hostil de la empresa ya está en marcha y esas malas prácticas, sumadas a una ambición desmedida, están destruyendo el mayor de sus activos: la CONFIANZA. Tal vez aún sea posible recuperarla si se actúa con absoluta diligencia y rectitud.
Pese a las grandes dificultades que enfrentamos en los años 2018 y 2019, entregamos a la actual administración una empresa sólida, con una proyección que le permitía no solo superar la coyuntura producto de la contingencia de Hidroituango, sino también tener unos indicadores financieros sanos y estables que apalancaban su crecimiento. Y, aun más importante, seguir generando bienestar para miles de familias pues, como nunca en la historia, las transferencias al municipio de Medellín venían aumentado en los últimos años gracias a las utilidades generadas.
Para 2019, EPM obtuvo las utilidades históricas más altas por un valor de $2,7 billones; gracias a esto, Medellín recibió $1 billón 488 mil millones este 2020 para inversión social en educación, salud, alimentación escolar, escuelas, centros de salud, obras de infraestructura, y muchos más proyectos enfocados a cerrar brechas de desigualdad y disminuir la pobreza.
Hay una serie de mentiras que se han venido entregando a la opinión pública para difundir la falacia de que la empresa venía mal desde antes. Existe, entre muchas, una prueba irrefutable de que esto es falso: en julio de este año, EPM emitió US750 millones de dólares en bonos y los mismos fueron sobredemandados por inversionistas de varios continentes, que confiaban en la empresa por sus buenos resultados y su tradición de buen gobierno corporativo. Solo dos semanas más tarde, con la crisis generada por el alcalde y el gerente, que obligó a la junta directiva a renunciar, las calificadoras de riesgo entraron en alerta, bajaron la calificación de EPM y los inversionistas vieron cómo perdían dinero en los bonos que acababan de adquirir.
Y la preocupación va en aumento. Según información revelada por Sinpro (Sindicato de Profesionales de EPM), existiría actualmente una situación con respecto a banca internacional que afectaría de manera grave a la empresa. Se trataría de una carta del BID, radicada en EPM desde el lunes pasado, que genera gran inquietud. Un préstamo por parte del BID al parecer no sería desembolsado. Y también hay información sobre bancos nacionales e internacionales que habrían decidido congelar cupos. Esto generaría un impacto adicional, pues se activaría un cross default, que es una cláusula que siempre incluyen estos créditos en donde se estipula que otras entidades lideradas por el BID que ya habían otorgado préstamos, tienen derecho a pedir que estos se prepaguen. Con esta situación EPM quedaría con una caja extremadamente apretada para operar y cumplir con sus planes de inversiones que tienen impacto nacional, como por ejemplo terminar Hidroituango y operar Caribe Mar (Electricaribe).
Por todo esto y de manera propositiva, la solución no da espera. Para recuperar la confianza a través del gobierno corporativo, se requiere nombrar un nuevo gerente y una junta directiva independiente que estén a la altura, de manera que se retome el rumbo que traía la compañía y vuelva la confianza de la gente, de las calificadoras y de los bancos, y que EPM pueda seguir siendo una empresa que genere progreso y bienestar para los antioqueños y los colombianos.
