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Esa muchacha francesa

Su vida, sus escritos, los planteamientos de la Infancia Espiritual como propuesta de vida, marcaron el cristianismo del siglo XX y siguen guiando sus búsquedas interiores hoy a muchas personas creyentes e increyentes.

07 de octubre de 2023
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  • Esa muchacha francesa

Por Ernesto Ochoa Moreno - ochoaernesto18@gmail.com

El mes de octubre está marcado en el mundo católico por la presencia de una mujer joven, que murió un 30 de septiembre y cuya liturgia en su memoria se celebra el primero de octubre.

Me refiero a Santa Teresita del Niño Jesús, Therese de Lisieux, que apenas vivió 24 años, 9 de ellos encerrada en un convento de clausura. Sin salir nunca de él, esta monja carmelita francesa es una de las más llamativas personalidades católicas de la historia contemporánea. Su vida, sus escritos, los planteamientos de la Infancia Espiritual como propuesta de vida, marcaron el cristianismo del siglo XX y siguen guiando sus búsquedas interiores hoy a muchas personas creyentes e increyentes. Fue la suya una vida común y corriente, sin nada de excepcional, sin arrebatos místicos y sin fastuosidades espirituales.

A pesar de su muerte temprana, juvenil se podría decir, con que la tisis derrumbó a esta muchacha casi coetánea nuestra, su nombre, su figura, su mensaje y sus descubrimientos espirituales cautivaron desde un principio a la Iglesia y al mundo moderno.

Su mansaje es muy simple: vivir el cristianismo, sea en la fe o en la falta de fe, en la simplicidad del existir, en un abandono de niño en los brazos de Dios, en una esperanza dulce, serena, pero sin consuelos, tanto en la aceptación de la cotidianidad como a la hora de las grandes pruebas y, a la postre, en el trance de la agonía, a la hora de la muerte. “Mourir d’amour, quelle etrange follie”, canta ella en un poema que escribió: “Morir de amor, qué extraña locura”.

Aunque no salió de su convento de Lisieux y apenas realizó un viaje a Roma cuando era adolescente, fue tal su ardor misionero que en 1927 Roma la declaró Patrona de las Misiones. Y aunque nunca pretendió ser escritora ni sentar doctrina, en sus escritos recogidos en cuadernos de estudiante (“Manuscritos autobiográficos” fueron bautizados), publicados con el título de Historia de un alma han abrevado muchos seres, creyentes y no creyentes, sedientos de espiritualidad y trascendencia.

Teresa nace el 2 de enero de 1873 en Alencon (Normandía-Francia), entra al Carmelo de Lisieux el 9 de abril de 1888, toma el hábito el 10 de enero de 1889, profesando el 9 de septiembre del año siguiente. En 1895 redacta el primer cuaderno de los Manuscritos autobiográficos. Entre el 2 y el 3 de abril de 1896, sufre la primera hemoptisis. En 1897 redacta el tercer cuaderno de Historia de un Alma y ese mismo año, el 30 de septiembre a los 6:30 p.m muere en la enfermería del convento.

El 30 de septiembre de 1898 se publica la primera edición de la Historia de un Alma. En 1923 (27 de abril) es beatificada por el Papa Pío XI y canonizada por el mismo pontífice el 7 de mayo de 1925. Es declarada Patrona de las Misiones el 14 de diciembre de 1927 y el 19 de octubre de 1997 Juan Pablo II la declara Doctora de la Iglesia Universal.

A esta muchacha francesa le rezo yo.

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