Con alguna frecuencia intento salirme de la cotidianidad para reflexionar sobre los factores externos que nos condicionan y moldean nuestra realidad. Del permanente afán sobre la crisis que nos agobia, de la observancia de los avances e intentos fallidos por avanzar en el camino de la reconciliación y la paz, y de la búsqueda de formas para hacer, al menos, un aporte mínimo más a la construcción de nuestra nación, ocasionalmente paso a observar nuestras externalidades.
En tal tarea percibo, como la mayoría, evidencias suficientes del efecto invernadero que produce la emisión de gases contaminantes, del consecuente calentamiento global y del peligro que ello, sumado a otras irracionalidades, conducirá a la autodestrucción, no del planeta, sino...