“Cuando los peores enemigos de un país son jueces y congresistas, ya no hay país”.
Esto escribí hace casi tres meses cuando el gobierno planteó unas objeciones, torpemente muy pocas, a los artículos de la justicia exculpadora de las Farc, JEF, y anoté que no tenía muchas ilusiones sobre su trámite porque quedaba “en manos de algunos congresistas y cortes aliadas de los bandidos y no de los colombianos, quienes, rechazaron valientemente en las urnas el plebiscito amañado, aunque finalmente la voluntad popular fue pisoteada”.
Lastimosamente no estaba equivocado y como si fuese poco el sentimiento de impotencia, indefensión y asco que provoca toda esta aberración, uno no sabe qué hacer al enterarse que el narcocabecilla del cartel Farc volvía a quedar libre por orden de jueces que parecieran ser camaradas milicianos de toga.
Los “optimistas”, aunque también desconsolados, dijeron que habíamos tocado fondo, sin saber que por el contrario vamos en curso de inviabilidad y este es apenas una de las primeras manifestaciones de ello. Y los encubridores del narcocartel que califican de “guerreristas” a quienes no aceptamos ser cómplices de criminales, secuestradores y violadores de niños, aprovecharon la situación para desviar la atención de los colombianos, diciendo que estos fallos eran una “derrota para el gobierno”, para que los ciudadanos no se den cuenta que es una puñalada a los colombianos de bien y una bomba al futuro del país.
Cada día se vuelve más difícil seguir creyendo y haciendo lo que nos enseñaron en casa sobre respetar y cumplir la ley, porque hacerlo parece ser un desorden mental que impide entender que ello es una ilusión de idiotas, pues lo que sistemáticamente vemos es que “ser pillo paga”.
¿Cómo pretenden que los colombianos crean en las leyes cuando los que las hacen y quienes supuestamente deben hacerlas cumplir, están al servicio de los que las violan?
¿Qué esperan que hagan los colombianos que en vez de temerle a quienes incumplen la ley, le temen más a quienes desde las cortes complacen los deseos de los criminales en vez de defender a los ciudadanos y a las víctimas? Cuando una foto de los miembros de una corte o de los partidos políticos que promovieron y defienden el acuerdo de impunidad, infunde más asco y miedo que un afiche que anuncia recompensas a quienes den información para la captura de un grupo de criminales, uno empieza a creer que hace rato perdimos el rumbo y estamos en manos de bandidos.
Confío que soluciones por fuera de la ley no van a darse de parte de los ciudadanos, pero seguir abusando de ellos y acorralarlos es una apuesta peligrosa. Por poco probable que sea, lastimosamente no es imposible. Hay que tumbar a la JEP y a las cortes por vías legales y por eso espero que el referendo que promueve Herbin Hoyos prospere y pronto podamos empezar a recoger firmas abrumadoramente.