La detección por las autoridades fitosanitarias del hongo Fusarium oxysporum f. sp. cubense, Tropical Race 4 (TR4), en algunas fincas productoras de banano de la Guajira, representa un gran riesgo para ese dinámico producto de exportación, que tanto necesitamos. No es la primera vez que el banano está en riesgo, pero en esta ocasión no es claro cómo se va a salir del problema.
En la larga tradición en el cultivo del banano en Colombia, ha habido momentos muy difíciles. En las primeras experiencias con la producción y exportación de la fruta, los primeros empresarios debieron pagar la novatada y sus tierras fueron a parar a otras manos. Según los trabajos del grupo de investigación del Banco de la República en Cartagena, algunos empresarios nacionales y extranjeros persistieron en el esfuerzo y, desde finales del siglo XIX, se establecieron en esa región del Magdalena. La empresa que logró impulsar y monopolizar el negocio del banano fue la United Fruit Company (UFC), muy apoyada por el gobierno colombiano.
El negocio comienza su declive con la huelga de 1928. Con la Segunda Guerra Mundial las exportaciones de banano colapsan y solo al final de la conflagración se recuperaron, aunque nunca con el empuje de los años veinte. La UFC, después de mucho empeño y lucha ante las dificultades y las enfermedades, finalmente traslada su producción al Urabá, donde hace sus primeras exportaciones en 1964.
La historia del despegue bananero de Urabá también es la del triunfo de la nueva variedad Cavendish. Esta, además de ser más productiva que su competidora Gros Michel, es resistente al hongo llamado en forma abreviada R1, que estaba atacando a esta última, y fue una de las razones para que la UFC dejara la zona bananera. Desde entonces se inicia un proceso de expansión que hace que Colombia sea hoy en día el cuarto exportador mundial.
Resulta paradójico que hoy se repita el riesgo que tenía la producción de banano en todo el mundo con el hongo R1. El tema es que Cavendish estaba para remplazar a la variedad dominante en ese momento, la mencionada Gros Michel, y permitió la sobrevivencia del cultivo. Ahora es ella la que está en riesgo y el problema es que no existe una variedad comercializable de la fruta que sea resistente al TR4.
Hay muchos adelantos en investigación científica, es cuestión de tiempo. El recurso en la genética es acudir a las variedades salvajes resistentes al hongo. También se trabaja sobre mutaciones espontáneas resistentes del patrimonio genético de la Cavendish. La biotecnología ya produjo una variedad transgénica inmune al hongo que incluso podría comercializarse en cuatro años.
Para otros, hay que cambiar totalmente el enfoque. No se trata de una búsqueda para encontrar una nueva planta sino de cambiar los métodos de producción. La FAO, en especial, sugiere trabajar mejor el suelo e incluso impulsar la siembra de variedades distintas a la Cavendish para tener una sana diversidad en los mercados.
Por ahora, en Colombia el manejo de le enfermedad por parte del ICA se ciñe a la normativa internacional y la prioridad es contener la difusión del hongo. No hay una solución definitiva, que no es algo que ataña solamente a Colombia, ya que la plaga ya está en todas partes.