En el metro, un chico que no llegará a los veinticinco, cierra los ojos y se arrima con disgusto cuando un niño se sienta a su lado. Mientras, un hombre de unos cuarenta años revisa su teléfono, deja salir un suspiro apoyando la frente a la ventana y se pone a mirar hasta que se queda dormido. Al llegar a la estación hay quien sale del vagón a empujones y otros que esperan pacientemente a que se abra un espacio. Hay gente que ataca la vida con urgencia, como si estuviese a punto de alcanzar un botón que detonará el fin del mundo, y gente que vive como si estuviera a punto de sentarse en el rincón más cálido de su hogar.
En el parque un hombre de traje pasa con una cámara de fotos en la mano. La lleva como si fuese algo que encontró por casualidad....