La evolución tecnológica cada vez resuelve retos de gran complejidad a mayor velocidad. Temas como reconocimiento de voz, de retina, de imágenes, entre otros, todos asociados a la inteligencia artificial –IA-, serán el pan de cada día en el futuro cercano. Y a medida que esto ocurre, y que esas improbables fantasías que en el pasado próximo imposibles se instalan y se vuelven nuestra cotidianidad, es inevitable no preguntarse: ¿hay límites que no deberíamos cruzar cuando hablamos de IA? Y más allá, ¿deberían existir límites? Nick Bostrom, conocido como el filósofo del fin de mundo, afirma: “Todos los caminos de la humanidad pasarán por la puerta de la inteligencia artificial”. La sentencia parece acertada e inevitable. En efecto, hemos abierto...