Lo que está pasando entre España y Cataluña se veía venir sin que alguien interviniera para evitarlo. Dos gobiernos intransigentes se hicieron fieros hasta que se quedaron sin opciones el uno valiéndose de resistencia civil y el otro de fuerza bruta. Continúan en eso sin que se perciba el menor indicio de que tratarán de encontrar una solución. La comunidad mundial se lamenta en voz alta como el coro en una tragedia griega.
Cataluña puede estar a punto de perder sus principales empresas, el 30 por ciento de su PIB y la armonía social porque los que no votaron no están convencidos de que la separación es lo que más conviene. El ingreso a la comunidad europea no sería automático ni inmediato. Y España sacrificaría una de sus más prósperas regiones....