En los días en que se vendió Isagén estaba yo enfrascado en una nueva relectura de “Cartas a Estanislao” de Fernando González, cuya primera edición había cumplido ochenta años en el 2015. Y se me vino a la mente la idea de que el presidente Juan Manuel Santos estaba reviviendo el gen político heredado de su tío abuelo, el presidente Eduardo Santos (1938-1942), el dirigente liberal que llenó la escena y las páginas de El Tiempo durante la década de los treinta y más.
La privatización de Isagén y la desfachatada manera antijurídica como se subastó el bien público ante un solo proponente, amén de otras indelicadezas en la negociación, llevan a recordar la ola de privatizaciones y concesiones en la entrega de la economía colombiana a empresas extranjeras...