x

Pico y Placa Medellín

viernes

3 y 4 

3 y 4

Pico y Placa Medellín

jueves

0 y 2 

0 y 2

Pico y Placa Medellín

miercoles

1 y 8 

1 y 8

Pico y Placa Medellín

martes

5 y 7  

5 y 7

Pico y Placa Medellín

domingo

no

no

Pico y Placa Medellín

sabado

no

no

Pico y Placa Medellín

lunes

6 y 9  

6 y 9

Que el miedo no sea cotidiano

El poder verdadero se funda en la capacidad de las instituciones para proteger la vida, no en dejar que el miedo que imponen los violentos se vuelva cotidiano

hace 1 hora
bookmark
  • Que el miedo no sea cotidiano
  • Que el miedo no sea cotidiano

Por Juliana Velásquez Rodríguez - opinion@elcolombiano.com.co

El jueves 21 de agosto de 2025 Colombia vivió dos ataques que nos devolvieron a la pregunta esencial: ¿cómo vamos a garantizar la seguridad como condición básica del desarrollo? Un camión bomba explotó en Cali, cerca de la Escuela Militar de Aviación Marco Fidel Suárez, y un helicóptero de la Policía fue derribado en Amalfi, Antioquia. Dieciocho personas murieron y más de setenta resultaron heridas. Militares y civiles. No son cifras frías. Son vidas que nos duelen como nación, familias heridas que nos atraviesan el corazón a todos.

Estos hechos no son aislados: son la evidencia de que en materia de seguridad el Estado ha perdido el control y que los violentos han tomado la iniciativa. Hablar de paz y seguridad se volvió incómodo, vacío y emocional. En Proantioquia proponemos que hablemos de seguridad como un motor de desarrollo, como un bien público esencial y como derecho ciudadano cuya exigencia no significa un color político, ni una postura guerrerista ni un alimento para la polarización.

La evidencia internacional y nuestra experiencia regional muestran una verdad incómoda: cuando el Estado no logra proteger a la población y controlar la ilegalidad y las rentas criminales, la economía se duerme, la inversión se aplaza y la confianza se erosiona. Colombia enfrenta hoy una criminalidad más sofisticada y con mayor control territorial y social en varias zonas del país, minando la gobernabilidad y el progreso económico y social del país.

De acuerdo con datos de la Fundación Ideas para la Paz, aunque Colombia cerró el 2024 con 13.393 homicidios, el nivel más bajo de los últimos cuatro años, la violencia no se ha debilitado, ha mutado territorial y tácticamente: crecieron delitos como el secuestro y la extorsión en varias regiones. En Colombia pasó de 11.078 casos en 2023 a 12.334 en 2024 y suma ya 5.616 en el primer semestre de 2025. Los secuestros también repuntaron: 338 en 2023, 279 en 2024 y 198 en lo corrido de este año. No se trata de percepciones, es una realidad que golpea de frente a las comunidades y mina la confianza ciudadana.

El economista Santiago Tobón, experto en crimen, ha explicado con claridad esta crisis subrayando cómo cuando el Estado responde de manera descoordinada y sin estrategia integral, no se reduce el poder criminal, de hecho se fortalece. Y esa es la realidad que hoy tenemos: una “paz total” mal diseñada, que permitió que grupos armados aprovecharan los ceses al fuego para expandir su control territorial; una inteligencia debilitada y aislada; y, unas capacidades de financiación y estrategia débiles que limitan la coordinación efectiva y la capacidad operativa de respuesta frente al crimen. Una política de seguridad improvisada y sin gerencia.

¿Qué perdemos cuando perdemos liderazgo y capacidad en la gestión en el bien público más primario como lo es la seguridad?

La seguridad es el principal habilitador del progreso económico y social de Colombia. Sin ella, cualquier esfuerzo en educación, infraestructura o competitividad pierde piso. Perdemos capital productivo, perdemos confianza en las instituciones, esa base sobre la que se sostiene la democracia. Como dijo Hannah Arendt, “la violencia puede destruir el poder, pero es incapaz de crearlo”. El poder verdadero se funda en la capacidad de las instituciones para proteger la vida, no en dejar que el miedo que imponen los violentos se vuelva cotidiano.

No podemos normalizar lo inaceptable ni politizar una discusión inaplazable. En la mente de los colombianos la seguridad no puede tener color partidista. Cuidar al país entre todos significa respaldar a nuestra Fuerza Pública, exigirle eficacia y liderazgo efectivo al Estado y asumir como sociedad que la seguridad es un derecho y también una responsabilidad colectiva. Colombia necesita que volvamos a poner límites claros al crimen y que devolvamos la iniciativa y la moral a la fuerza pública. Es ahora o nunca.

*Presidenta Ejecutiva Proantioquia

Sigue leyendo

Te puede Interesar

Regístrate al newsletter

PROCESANDO TU SOLICITUD