Con la posesión, el pasado 1 de diciembre, de Andrés Manuel López Obrador, AMLO, como presidente de México, hay en ese país un explicable aire de confianza -una nueva esperanza que ojalá no sea frustrada, como ha ocurrido en otras naciones-, tras una etapa verdaderamente oscura durante la cual los gobiernos cayeron en el desprestigio por causa de la extendida corrupción, los indebidos beneficios para las familias de los gobernantes, la tolerancia y connivencia con el delito y los privilegios indebidos, sumado todo ello a la proliferación del narcotráfico en varios de los estados mexicanos.
En el Zócalo de Ciudad de México, el nuevo presidente recibió de las comunidades indígenas el bastón de mando y participó en una ceremonia tradicional durante...