Toda ausencia duele, a muchos ausentes se les extraña, de miles desconocemos su suerte, borrar su nombre y llamarla simplemente La dama de oro fue una tentativa por borrar su existencia, pero su familia se negó a ello y fue su sobrina, María Altmann (1916 –2011), la que restituyó su nombre a la obra de arte y le demostró al mundo que luchar por la memoria y los bienes de los idos es posible, pero sobre todo necesario.
El nombre de la dama de oro era Adele Bloch–Bauer (1881-1925), hija de banquero judío y esposa de industrial azucarero, se hizo mujer en la Viena de principios del siglo XX, donde fue la anfitriona de un afamado salón, al que asistían entre otros los músicos Gustav Mahler y Richard Strauss y los escritores Stephan Zweig y Jakob...