Regresar a México me llena de vida y, por alguna razón, siempre creo que voy a ver grandes cambios. Pero, casi siempre me quedo esperando.
Tengo mi rutina para regresar. Mi primera parada, a veces, es para comprar unos churrumais o para comerme unos tacos al pastor. Eso me devuelve a mi adolescencia y al país que dejé. Me fui de México hace 33 años, pero México no se ha ido de mí.
Mientras más tiempo paso fuera de México, más aprecio lo que dejé. En mi última visita vi montones de familias, de la mano, paseando, regalándose frecuentes gestos de cariño. Caí en comidas largas, sin prisa y con sobremesa. En México la comida es un ritual en que el alma y la boca se entrelazan como sopa de fideos.
Lo que más me gusta de México son sus intangibles, esas...