Por Pedro Estrada Toro
Universidad Eafit- Ciencias Políticas. Quinto semestre
Pestradat@eafit.edu.co
Me encontré con unos videos en YouTube que mostraban opulentas conferencias, atestadas de hombres que exhibían ante una multitud sus proyectos en una llamada economía multinivel, estas personas desprendían un aire de éxito e independencia económica y laboral. Afanados por compartir sus experiencias, dejando ver de forma implícita cual vacío e ingenuo era el oyente que, inclusive, proyectaban como ellos mismos hace tan solo unos cinco años, imagino este, como el tiempo que demora alguien en conseguir el nivel para poder consolidarse en este mercado.
Más allá de si sus productos y su modelo organizacional son funcionales, o incluso legales, me inquietó la imagen con la cual se vendían estos nuevos empresarios del siglo XXI, que hacen proezas de éxito, viajes, negocios y lujos, vendiendo un producto importado del Medio Oriente, que sorprende por ser una fórmula mágica contra las enfermedades. Siguiendo con esta propuesta laboral casi utópica, los ponentes me recordaron al pastor Miguel Arrazola, quien ha sido objeto de críticas constantes, debido a algunas prácticas poco éticas para un profesante de la religión cristiana, quien ha dicho frases tan polémicas y maniqueas como “Pedir la paz de La Habana es pedir la salvación del infierno”.
La transversalidad no recae en el tema, puesto que algunos utilizan a dioses, otros a políticos y caudillos para la elaboración de un discurso casi dogmático. Lo que aquí crea una sinergia entre la iglesia de garaje cristiana y el auditorio de los empresarios es la Fe, es decir, la Fe en el dinero, no como un instrumento para la felicidad, sino la felicidad en sí.
Estos hombres triunfantes en el mundo de los negocios no trabajan en una empresa grande, ni son ejecutivos de algún sector importante para la economía, ellos se venden como una empresa, te quieren y te necesitan para que seas parte de su equipo, los ayudes a vender y forjar una marca, que algunos oyentes pretenden como el camino fácil para la solución a sus problemas económicos. No estamos hablando aquí de una economía subterránea o informal, sino de un entramado económico llamado Network Marketing altamente jerarquizado y comprendido por la cantidad de ventas que consigan las personas que forman parte de tu organización. En otras palabras, estamos ante un Esquema Ponzi, que tarde o temprano genera más perdedores que ganadores.
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