La vida de hotel ya no es lo que era, con alguna excepción rara. Hablé de ello hace unos años, coincidiendo con una racha de viajes que había tenido. Antiguamente, si uno iba a un hotel bueno, esperaba estar mejor que en su casa y gozar de ventajas y comodidades de las que normalmente carecemos. Pero ya casi nunca es así. Para los fumadores se han convertido en lugares peligrosos y restrictivos. La mayoría, en muchos países, han decidido ser espacios “libres de humo”, y ni siquiera ofrecen unos pocos cuartos –los peores– para que una considerable parte de la población mundial consuma su tabaco sin trabas. (Nadie impide que se pinche uno heroína o que viole a un niño, pero sí que se eche un pitillo.) En una reciente estancia en Colonia, se me...