Nos pasamos la vida haciendo suposiciones. Como por ejemplo, que un hombre de 82 años que acaba de morir tras pasar los últimos 12 años de su vida en prisión por haber cometido la estafa más grande en la historia de Wall Street, debe haber tenido tiempo suficiente para arrepentirse del daño que causó a miles de personas que creyeron en su palabra y le entregaron sus ahorros. Y sin embargo, no fue así. Su verdadero remordimiento se centraba en cómo destruyó su carrera y su vida, en nada más.
Bernie Madoff, sentenciado a 150 años de cárcel por birlarle a sus clientes 65 mil millones de dólares, se fue hace unos días de este mundo convencido de que en realidad no había hecho tanto daño a sus clientes, a la vez que nos demostraba que entre el ser...