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Libertarios 5.0

El gobierno de Honduras considera que este proyecto es una forma de neocolonialismo ejercido por unos monarcas corporativos que explotan la tierra y la mano de obra de un país pobre.

hace 4 horas
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  • Libertarios 5.0

Por Lina María Múnera Gutiérrez - muneralina66@gmail.com

El sueño libertario, pese a no ser nuevo, está más en boga que nunca. Si el idealismo de la generación del 68 produjo una nación independiente como la Isla de las Rosas frente a las costas italianas, la búsqueda de la inmortalidad ha llevado a un grupo de tecnomillonarios a fundar su propia ciudad-estado llamada Próspera, en la isla hondureña de Riotán. Pero tarde o temprano, las utopías chocan con la realidad y llega el batacazo.

Próspera nació con la idea de ser un enclave autogobernado, un paraíso para el mercado libre que no tuviera que aceptar las reglas ni los impuestos de ningún país, en el que todo fuera tan libre, que hasta morir solo fuera una opción. Con semejantes intenciones, rápidamente se convirtió en un imán para billonarios de Sillicon Valley que no dudaron en invertir 120 millones en el proyecto.

Los inversores quedaron encantados con la posibilidad de elegir un marco regulador de un menú de 36 países, o personalizar el suyo. Y tener acceso a toda clase de instalaciones médicas experimentales que realizan ensayos clínicos sin tener que cumplir las normas de ninguna administración. Empresas como Symbiont Labs, que fabrica implantes para convertir a las personas en “cyborgs autosuficientes” o Vitalia, dedicada a acelerar las tecnologías de la longevidad hacen parte del atractivo de este lugar.

Así, personajes como Patri Friedman, libertario, anarcocapitalista y nieto del economista Milton Friedman, han convertido cada viaje a Próspera en toda una experiencia. En uno de ellos se cepilló los dientes con bacterias modificadas genéticamente que presuntamente previenen las caries. Luego se implantó un chip con la llave de su Tesla en la mano. Y en otra ocasión, le inyectaron un estimulante proteico destinado a hacerlo “más fuerte y más rápido”. La suma de tanta excentricidad contribuye a dar la imagen de que la utópica Próspera es producto de un grupo de adolescentes con mucha plata que aún no ha terminado de pasar su fase de rebeldía

Pero la fantasía libertaria se ha topado con la cruda realidad. El gobierno de Honduras considera que este proyecto es una forma de neocolonialismo ejercido por unos monarcas corporativos que explotan la tierra y la mano de obra de un país pobre. Y las primeras imágenes promocionales confirmaron esa idea. Próspera aparecía como una isla con rascacielos, casas futuristas y puertos repletos de yates. Por ningún lado se veía la selva que ahora existe y mucho menos las chozas de madera donde viven cientos de pobladores. Hoy, los autodenominados “pioneros del siglo XXI” están enfrascados en una batalla de 11.000 millones de dólares con el gobierno hondureño y no parece que el asunto se vaya a resolver fácilmente.

Más de medio siglo antes, Giorgio Rosa construyó una isla artificial de 400 metros cuadrados frente a Rímini, Italia. Su sueño de un estado independiente con su propia constitución, su propia moneda y una bandera con tres rosas rojas duró apenas 55 días porque el estado italiano ocupó militarmente la isla y luego la hizo saltar por los aires con mil kilos de explosivos. Rosa diría después que su utopía de un estado soberano fue un “pecado de ingenuidad”. Y oh coincidencias: murió en 2017, el mismo año en el que se fundó Próspera.

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