Por Manuel Jabois
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Hay un momento de “Al final siempre ganan los monstruos” (Blackie Books), de Juarma, en que a uno de los protagonistas le visita su novia, que le quería infinito el día anterior, para anunciarle que lo deja por “monstruo” y “mentiroso”. El chico reacciona con una entereza admirable. “No le pregunté qué había pasado, de qué se había enterado, porque le ocultaba tantas cosas que no quería cagarla más todavía”. A una amiga antes de las vacaciones le pasó algo parecido con su novio, pero mucho más extraño; se despidieron al mediodía para ir a trabajar, y su pareja volvió por la noche a casa hecho un basilisco, entre la furia y el llanto, diciendo que la dejaba mientras recogía sus cosas. “¿No le preguntaste...