Uno de los aspectos centrales en el Acuerdo de La Habana es lo relativo a la paz territorial, que implica en esencia incrementar la inversión y presencia del Estado en aquellas regiones que no sólo fueron más golpeadas por el conflicto armado, sino más victimizadas y que adicionalmente hubo menor inversión pública del Estado central y de los entes territoriales, justamente por el mismo conflicto armado. Por ello se acordó seleccionar 170 municipios tomando como base varios indicadores y se concertó establecerlos como parte de dieciséis regiones Pedet.
Los Programas de Desarrollo con enfoque territorial (Pedet) se crean normativamente con el Decreto 893 de 2017 y se consideran un mecanismo de participación social de los actores del territorio en la definición de sus prioridades de desarrollo; en el actual Plan Nacional de Desarrollo se consideró la Hoja de Ruta Única como el mecanismo fundamental de articulación de los diferentes planes sectoriales y territoriales, teniendo como base los Pedet. La Hoja de Ruta es un buen mecanismo para mirar cómo se logra establecer consenso entre los múltiples programas, sectoriales, regionales, territoriales, los que vendrán de alcaldes y nuevos gobernadores, además de los que habrá que adicionar por las sentencias que en los próximos años la JEP empezará a emitir y que se tendrán que ejecutar en los territorios y de acuerdo con las autoridades y víctimas de los mismos.
Hasta el momento se diseñaron los dieciséis Pedet, con una metodología participativa, como un ejercicio de participación social importante, en el cual las comunidades estuvieron muy interesados en participar. El reto ahora es cómo lograr que esa red de personas o pobladores sea la base para la interlocución con las distintas autoridades. Se diseñaron los primeros dos Pedet en el anterior gobierno y los otros catorce en el actual y se empezó el proceso de buscar su incorporación en los Planes de Desarrollo Departamentales y Nacional. Porque su ejecución se garantiza en la medida en que estén incorporados en los mecanismos presupuestales.
La estrategia Pedet como es concebida en el Acuerdo es muy importante. Hay que destacar que tenemos una experiencia considerable en ese campo (en las últimas décadas se pueden mencionar el Programa de Desarrollo Rural Integrado, el PNR, los Programas de Desarrollo y Paz, los Programas de Consolidación), el gran desafío es que esto no se conciba como hacer una sumatoria de pequeñas obras en los territorios, es decir, que haya para cada una de estas regiones una Estrategia de Desarrollo Territorial.
Quizás hubiera sido útil que en cada región se hubiera construido una especie de corporación territorial que se hubiera encargado de la ejecución de los Pedet.
Por ello es importante que los electores, especialmente de esos municipios Pedet, tengan en cuenta en la escogencia de sus gobernantes regionales y locales, aquellos que en sus programas le den centralidad a la estrategia Pedet para estos territorios y una vez elegidos gobernadores y alcaldes, iniciar el proceso de búsqueda de consensos para que en los planes de desarrollo departamentales y en los municipales, la Estrategia Pedet sea considerada con centralidad.
Sin duda se van a requerir consensos entre autoridades y los pobladores de estos territorios para garantizar una permanencia en el tiempo de esta estrategia, que apenas inicia y de esta forma seguramente será más fácil lograr que corporaciones públicas como el Congreso, pero también asambleas y concejos contribuyan a la apropiación de los recursos presupuestales, en el entendido de que el gobierno nacional, liderado por el trabajo de la Consejería para la Estabilización, avala y lidera estas iniciativas.