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Mateo Castaño Sierra

Ingeniero civil con maestrías en Finanzas de la Universidad EAFIT y Administración de City, University of London. Ha sido analista financiero, consultor en estrategia, director de Planeación, y hoy lidera proyectos corporativos en Comfama. Su trayectoria combina el análisis cuantitativo con la comprensión económica de empresas y regiones. Apasionado por los desafíos que despiertan su curiosidad, Mateo plantea lo que Medellín requiere para consolidarse como destino global sostenible.

Cumpleaños ¿feliz?

03 de noviembre de 2025
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  • Cumpleaños ¿feliz?
  • Cumpleaños ¿feliz?

Por Mateo Castaño Sierra - @matecastano

Ayer Medellín cumplió 350 años como ciudad. Aunque ya existíamos antes como poblado, la fecha oficial es el 2 de noviembre de 1675, cuando Miguel de Aguinaga consiguió de la reina Mariana de Austria la cédula real que nos puso en el mapa. No existimos desde ese día, pero Medellín sí ha permanecido en el tiempo gracias a él.

Lo curioso es que con la autoestima tan alta que tenemos los paisas —a veces tanto que podríamos hacer de nosotros mismos los chistes que se hacen de los argentinos— este cumpleaños pasó desapercibido, casi de agache. Hubo algún evento, sí, pero nada de la magnitud que un aniversario de este tamaño merece. Tres siglos y medio no se cumplen todos los días. Sin embargo, Medellín tuvo un fin de semana más, de business as usual. Nos faltó perspectiva histórica.

Pongo un ejemplo: cuando São Paulo cumplió sus 350 años —una ciudad con historia parecida a la nuestra—, celebraron a lo grande. Ese año inauguraron Ibirapuera, un parque de 150 hectáreas que mezcla naturaleza, cultura, arte y deporte. Hoy es símbolo de la ciudad. Ninguna guía paulista omite el “vaya y conozca Ibirapuera”. Algo así debimos estar estrenando nosotros.

Pero nunca es tarde. Si Medellín quiere un parque memorable, al nivel de Ibirapuera o Central Park, puede tenerlo. ¿La respuesta? El Rodeo. Cincuenta hectáreas al suroccidente de la ciudad, justo al lado del Olaya Herrera, hoy usadas para jugar golf. Lo mejor: su ubicación, entre Belén y Guayabal, una de las zonas con más potencial de redensificación. ¿Se imaginan caminar un domingo, helado en mano, entre lagos y árboles, en pleno corazón de Medellín? Eso podríamos tener.

Sí, el Rodeo tiene dueño. Pero hay tres factores que hacen posible soñar. Uno: el club tiene problemas financieros y deudas millonarias —incluido un buen saldo en predial con el municipio—, lo que podría abrir la puerta a una venta. Dos: su precio, que en un cálculo de servilleta yo estimo entre 100 y 400 mil millones; es alto pero asumible para una ciudad con un presupuesto de más de 12 billones. Tres: la ley. En Bogotá, Peñalosa convirtió parte del club El Country en parque público mediante expropiación con fines sociales. En Medellín, con voluntad, se puede.

Alcalde Fico: no sé si usted lo sabe, pero a partir del 1 de enero de 2026 será la persona que más tiempo habrá gobernado Medellín en sus 350 años de vida. Es un honor único que lo hará llegar con letras mayúsculas a los libros de historia. Pero más importante que durar, es dejar huella. Y nada dejaría una huella más bonita que un gran parque en el corazón de la ciudad para que, ojalá, el próximo cumpleaños de Medellín lo celebremos felices con un signo que sea de admiración, no de interrogación.

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Mateo Castaño Sierra

Ingeniero civil con maestrías en Finanzas de la Universidad EAFIT y Administración de City, University of London. Ha sido analista financiero, consultor en estrategia, director de Planeación, y hoy lidera proyectos corporativos en Comfama. Su trayectoria combina el análisis cuantitativo con la comprensión económica de empresas y regiones. Apasionado por los desafíos que despiertan su curiosidad, Mateo plantea lo que Medellín requiere para consolidarse como destino global sostenible.

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