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¡Qué maravilla tanto problema!

hace 11 horas
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  • ¡Qué maravilla tanto problema!
  • ¡Qué maravilla tanto problema!

Por Mateo Castaño Sierra - @matecastano

En los años 90, tras la caída de la Unión Soviética, miles de ingenieros rusos emigraron a Estados Unidos y desembarcaron en Wall Street. ¿Su arma secreta? Venían de un país con muy pocos computadores. Como estudiantes apenas podían tocar un PC unos minutos al día, aprendieron a escribir código impecable en papel, optimizar cada línea y exprimir los algoritmos al máximo. Lo que en Moscú parecía una desventaja, en Nueva York se volvió oro puro: en un mundo donde los microsegundos valen millones, los rusos reducían errores y ganaban velocidad. Esa es la esencia de la desventaja selectiva: lo que parecía un freno se convierte en motor.

Traigo el concepto a colación porque acabo de leer Colombia Ganadora, el extraordinario libro de Alejandro y Sebastián Salazar sobre cómo construir una nación exitosa en el siglo XXI. De lo mucho bueno, lo que más me emocionó fue su reflexión sobre las desventajas selectivas de Colombia: cómo podemos darles la vuelta a nuestros problemas para transformarlos en oportunidades. Comparto tres de sus ejemplos.

Tomemos la geografía. Tres cordilleras, selvas y ríos encarecieron transporte y comercio. El aislamiento histórico entre regiones hizo que Colombia no funcionara como un país integrado, sino como un archipiélago interno. Pero esa misma dificultad produjo un efecto inesperado: nos regaló un país muy regional y urbano. Hoy tenemos cinco ciudades con más de un millón de habitantes y más de veinte intermedias con más de 200 mil. Argentina, de población similar, tiene la mitad. Este patrón urbano nos da un potencial enorme porque en el siglo XXI la productividad no reside tanto en los países como en la densidad y la conectividad de las ciudades. Gracias, placas tectónicas.

Con la seguridad ocurre algo parecido. La violencia y el narcotráfico han sido nuestra marca registrada. Pagamos un costo altísimo en vidas, desarrollo y reputación. Pero esa tragedia también dejó capacidades únicas: nos dio unas fuerzas militares sofisticadas, una cultura nacional recia, y una relación estrecha con EE.UU. Colombia demostró que sabe enfrentar amenazas transnacionales con profesionalismo. Hoy nuestras Fuerzas Armadas y de Policía son vistas como referencia en la región, y su experiencia es valorada en misiones internacionales. Nuestro músculo en seguridad es, paradójicamente, fruto de tanto problema.

Y qué decir de la cultura. Durante buena parte del siglo XX, Colombia fue invisible en el mapa cultural global. Importábamos series, consumíamos música ajena y nos quedábamos al margen de las grandes corrientes del entretenimiento. Hasta que, hace 25 años, algo cambió: Shakira, Juanes, Carlos Vives, Betty la Fea. En un país donde la realidad supera la ficción, sorprender a un colombiano es difícil. Pero si lo logras, el resto del mundo cae rendido. Esa es la fórmula: si algo impresiona en Colombia, probablemente impresione en cualquier parte. El resultado es que hoy somos el quinto país en el mundo con más reproducciones en Spotify y con artistas en el top 100 global, muy por encima de cualquier otro país latinoamericano. Convertimos nuestro drama en entretenimiento global.

No quiero hacerle más spoiler a Colombia Ganadora. Recomiendo el libro porque lo llena a uno de optimismo y esperanza, pero sin ingenuidad y con realismo. Porque que más realismo que uno terminar diciendo ¡Qué maravilla tanto problema!.

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