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Amalia Londoño Duque
Columnista

Amalia Londoño Duque

Publicado

Maternidad y trabajo

Por Amalia Londoño Duque- amalulduque@gmail.com

Hace tres semanas vía Twitter y como respuesta a un pensamiento que compartí sobre la maternidad, me escribió una mujer con quien había cruzado antes un par de mensajes, pero que no conocía mucho. Me contó que es mamá de dos hijos y que estaba teniendo dificultades por la gestión del tiempo con su trabajo, no estaba encontrando momentos de descanso y ya estaba empezando a sentir que su salud mental estaba en riesgo: “He buscado otras opciones, pero no hay trabajos que se adapten a todo lo que trae ser mamá”, me dijo.

El mensaje traía su hoja de vida adjunta.

Quise compartir la historia en redes sociales, publiqué su hoja de vida en mi perfil de Linkedin y también en Instagram contando su historia. Me escribieron de algunas empresas, amigos, conocidos que podrían emplearla. Más que una recomendación, lo que hice fue exponer una situación que también me atraviesa y que sé que viven muchas mujeres después de ser mamás.

Una semana después, la mujer me escribió para agradecerme y contarme que trabajaría en algo nuevo. Estaba ilusionada, escribía diferente.

He pensado que hablamos muy poco de este tema. Parece que solo nos interesa a las mamás, pero en las empresas o como políticas públicas, no existe nada diferente a la ley María. El bienestar físico y mental de las mujeres después de la maternidad, sigue siendo un asunto pendiente.

Según el Dane, en Colombia “el número de hijas/hijos que tienen las mujeres afecta de manera importante su Tgp”. Este indicador refleja la presión de la población en edad de trabajar sobre el mercado laboral.

“Entre las que no son madres, 7 de cada 10 (74,0 %) participan en el mercado laboral. Con una hija/hijo, la tasa cae 2,5 puntos porcentuales; con dos hijas/hijos, la diferencia no es tan importante, pero entre aquellas con tres hijas/hijos, la tasa se reduce a 65,2 %”.

El informe de Onu Mujeres 2005, aseguró que “las opciones laborales de las mujeres están sumamente limitadas por las expectativas sociales que les atribuyen una responsabilidad desproporcionada en lo que respecta al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Al no recibir apoyo, es posible que “elijan” un trabajo de tiempo parcial o informal que pueda combinar con dicha responsabilidad”.

¿Cómo le hablan las empresas a las mujeres que son madres? ¿Qué políticas públicas existen para apoyar el acceso al trabajo que necesitan muchas mujeres después de ser mamás? ¿Cómo le hablamos a las mujeres que son madres, solo como madres o también como mujeres?

Solo podremos hablar de igualdad cuando entendamos que debe existir mejores conversaciones sobre lo que atraviesa la mujer en cada uno de sus momentos de vida.

Para que pueda existir una mayor participación femenina en el mercado laboral, no solo hay que abrir más puestos de trabajo, hay que escuchar más mujeres. Abrir esta conversación permitirá que podamos, a largo plazo, tener una real redistribución cultural y económica de la responsabilidad de cuidar

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