Si algo está claro en el actual contexto planetario es que, al unísono, los países libres rechazan la utilización de medios que lesionen, coarten o pongan en peligro la dignidad del ser humano, para lograr informaciones o confesiones por parte de ciudadanos o potenciales indiciados, sea que ello se haga con o sin proceso penal. Por eso, la Declaración Universal de los Derechos Humanos dice que nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradante (artículo 5º), texto repetido por diversas convenciones internacionales sobre la materia como la de 1984 y constituciones políticas como la colombiana.
Esta abominable conducta es definida por la Declaración sobre la protección de todas las personas contra la tortura, de...