¿Me llevas a un templo cristiano? Me detuve en el centro del andén y la miré para comprender mejor. Sus pequeños ojos negros refulgían cándidamente: la curiosidad era auténtica. Hacíamos parte de un viaje de estudio por los Estados Unidos, invitados por el gobierno de ese país. Esta mujer nepalí, líder social, diminuta en tamaño e inmensa de corazón, quería visitar una iglesia por primera vez en su vida. El día siguiente era sábado y busqué por internet el templo católico más cercano. En el desayuno, me le acerqué y le dije si aún tenía interés en la visita.
Caminamos un rato por una fría avenida. Al llegar, observé el edificio, relativamente nuevo y algo simplón. En mi imaginación, lo comparé con los antiguos templos asiáticos y sentí algo...