Leonardo Favio canta en alguna de sus canciones de los años setenta: “Cuando se tiene veinte años, se tiene todo por delante”. Casi a esa edad compré mi flamante Kawasaki 100 de dos tiempos. Recuerdo la frase del folleto promocional: “Bienvenido a la autonomía”. Las motos dan sensación importante de habilidad, una capacidad de trasladarse rápidamente de un sitio a otro, con mínimo costo. Me movía por la ciudad con soltura asombrosa. En el mismo día daba clases de música en el Seminario Conciliar, el Colegio de San José y el Teodoro Hertzl, que quedaba en el inicio de la autopista Medellín/Bogotá.
Durante catorce años de mi juventud me movilicé en motos. Tengo los recuerdos más agradables de esa experiencia de agilidad y libertad. También fueron...