El deseo de encontrar vida diferente o semejante a la nuestra en algún lugar del universo es tan antiguo como el ser humano. El hombre siempre ha mirado hacia el cielo en busca de sus dioses y de criaturas extraordinarias. Siempre se ha pensado que alguien debe estar desde ese inmenso espacio vigilándonos. Esta es una noción que se ha repetido en la mente humana desde tiempos inmemoriales.
En 1440 el Cardenal alemán Nicolás of Cusa, teólogo, filósofo y místico, de gran relevancia en el siglo XV, mencionó en su escrito “La docta ignorancia”, que en la luna y en el sol podría haber habitantes.
En 1584, Giordano Bruno, matemático, filósofo, astrónomo y monje dominico, en su juventud, conceptuó que la naturaleza de los planetas era similar a la...