Pico y Placa Medellín
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En Estados Unidos el Congreso tomó la decisión de expulsar a uno de sus miembros más extravagantes, del Partido Republicano, llamado George Santos. Leer el listado de engaños y montajes que este político hizo hace que sea solo comparable a su tocayo de apellido, el expresidente colombiano que montó su proceso de paz uniendo una mentira sobre otra, o al recién salido alcalde de Medellín, colega de desfachateces y embustes (“me crié comiendo mangos”) que todavía se pavonea junto a su combo de mandaderos haciendo alarde de sus fechorías.
Imagínense el nivel de mentiras a los que tuvo que llegar Santos (el gringo, pues el colombiano recibe premios por las suyas) para que los propios republicanos adeptos a Donald Trump (otra máquina de falsedades) hayan decidido echarlo y declararlo indigno de estar en el Congreso. Los improbables lectores de esta carta podrán encontrar el listado en las informaciones serias disponibles en internet.
Ascender a punta de falsedades y montajes es tan viejo como la historia misma de la humanidad. Eso seguirá ocurriendo per sécula seculórum. Pero que siempre vaya a suceder no quiere decir que los ciudadanos nos crucemos de brazos a ver pasivamente cómo nos engañan. Ahora que se urde una trastada más contra el Metro de Medellín por parte de uno de los mayordomos de Quintero, hay que apoyar a quienes se opongan a esta nueva corruptela. El saliente gobernador, por fin, se puso los pantalones. Fico tiene la decisión (ojalá le dure) de sacar a la luz toda la historia oscura de estos años recientes en la administración municipal. Hay que acompañarlos en ese empeño, antes de que los que siguen ahí, que ya rasparon la olla, se la lleven entera.
