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Por Patricia Sáenz Cabrera - Comunicaciones.wic@womeninconnection.co
En Colombia, la relevancia del tejido empresarial ha sido una constante histórica. Desde hace décadas, miles de colombianos han construido empresas con esfuerzo, ingenio y resiliencia, aportando significativamente al desarrollo del país. Por ello, en el contexto actual, marcado por desafíos estructurales y un entorno cambiante, es necesario mirar el emprendimiento con nuevos ojos.
Colombia se encuentra en un momento crucial para el emprendimiento. Con un crecimiento del 24 % ( 2023-2024) y 2.126 startups activas en 2024, la necesidad de un ecosistema sólido y de apoyo nunca ha sido más crítica. Un ecosistema robusto fomenta la innovación, impulsa el crecimiento económico y aborda desafíos sociales mediante soluciones sostenibles. Construir un ecosistema comprometido a largo plazo, sin importar el gobierno de turno, es esencial para desbloquear el potencial emprendedor del país.
Existe gran talento e ideas transformadoras, pero persisten brechas profundas: acceso limitado a financiación, falta de formación especializada y escasos vínculos entre la academia, el sector privado y los emprendedores. Estas brechas no deben desanimarnos; al contrario, en ellas se encuentran las mayores oportunidades de transformación.
Para que el emprendimiento se consolide como motor de la economía necesitamos una visión compartida y un compromiso de todos. Necesitamos acceso a capital: Colombia se consolidó como el tercer país de América Latina (después de Brasil y México) en atraer capital, con US$ 513 millones distribuidos en 104 transacciones en el 2023. Un ecosistema próspero requiere opciones de financiación diversas, desde inversionistas ángeles y capital emprendedor hasta subsidios gubernamentales y crowdfunding. En Colombia, donde el acceso al capital sigue siendo un desafío, fomentar la inversión local y atraer capital internacional es crucial. Necesitamos desarrollo de infraestructura de apoyo sólida, incubadoras, aceleradoras y programas de mentoría son vitales para guiar a las startups desde la ideación hasta la escalabilidad. Necesitamos desarrollo de Talento, una fuerza laboral capacitada es la columna vertebral de cualquier ecosistema. Colombia debe invertir en educación STEM, programas de capacitación y formación en emprendimiento para nutrir el talento, crear una real ventaja competitiva a través de la educación. Las asociaciones entre universidades, el sector privado y los gobiernos pueden crear canales para profesionales capacitados y fomentar una cultura de innovación. Políticas públicas de largo plazo, coherentes y orientadas al desarrollo sostenible , un marco regulatorio acorde a las necesidades reales de las startups; incentivos fiscales, facilidad en los trámites, protección de la propiedad intelectual entre otros. Un ecosistema maduro prospera con la colaboración, eventos, hackatones y foros de la industria conectan a fundadores, inversionistas y formuladores de políticas. Construir confianza y fomentar el intercambio de conocimientos crean un sentido de comunidad.
Un ecosistema robusto puede transformar el panorama económico y social. Las startups generan oportunidades de empleo, reducen el desempleo y fortalecen la economía; fomentan la innovación adaptada a los desafíos regionales, cierran brechas y aumentan la eficiencia. Además, un ecosistema sólido atrae inversión global, posicionando a Colombia como un centro de innovación. Esta entrada de capital impulsa el crecimiento y mejora la competitividad. Finalmente, los ecosistemas inclusivos que priorizan la diversidad —por ejemplo, con perspectiva de género— empoderan, reducen la desigualdad y generan impacto social.
Colombia puede construir un ecosistema de startups vibrante que impulse la prosperidad y el cambio positivo para el país. Todos somos responsables de apoyar el desarrollo de la nueva generación del tejido empresarial colombiano.