Hace unas semanas cuando el país estaba en medio de un ataque terrorista, no concluido aún, propio de una guerra híbrida que aspiraba desestabilizarlo mediante un previo desprestigio de las fuerzas de seguridad e inteligencia, y un cerco al aparato productivo y alimenticio de Colombia, el líder “visible” de esta embestida debió ver cumpliéndose su antiguo sueño: convertirse, como brillantemente lo describió mi amigo Alberto Bernal en su columna “Tiro por la culata”, en “el presidente imaginario de Narnia”.
Pero no solo quedaron en evidencia sus intenciones, sino las de Fecode y de otros que se montaron en la ola del paro, como Fajardo, quien todos los días muestra más sus coincidencias con Petro, al aceptar los bloqueos, pero para no perder su condición de tibio dijo que debían ser “temporales”, como si por robar “poquito” no se robara. Además, afirmó que Petro es el único que supo leer las circunstancias del país, y hasta dice que Petro se está Fajardizando. Sobre este fenómeno recomiendo los esclarecedores análisis de mi amigo Luis Guillermo Vélez Álvarez en su blog: http://luisguillermovelezalvarez.blogspot.com/
Incluso para un fracasado profesional como el “señor de las bolsas”, debe ser difícil perder nuevamente y ver que Colombia no es Chile, y si los colombianos no se dejan engañar por quienes quieren aprovecharse de sus problemas, no seremos en 2022 la versión norteña de las elecciones peruanas.
¿Cómo será la gastritis de los “Gustavos” al ver que volvieron a fracasar? Incluso con décadas de adoctrinamiento en colegios y universidades, que inculcan en los jóvenes la “falsa” idea que Colombia es un estercolero sin futuro y que todo está mal, y empeorando, porque es el peor país del mundo.
Pero el peligro continúa, porque como dice el profesor de política de la Universidad de Oxford, Iain McLean: “Los perdedores persistentes siempre tienen un incentivo para volver a empaquetar los problemas para que se reúnan de una manera que cambie el tablero”; y por eso seguirán usando “todas las formas de lucha” para empeorar la condición del país y llegar al poder en el 22.
El ego de fracasados persistentes, como Petro, no les permite entender que sus fiascos provienen de sus pésimas ideas e ineptas acciones, por lo que insisten que sus derrotas sistemáticas son culpa del “sistema democrático”, como lo describe un reciente estudio de Dimiter Thoskov y Honorata Mazepus. Sistema que deben eliminar si llegan al poder, como anunció Petro hace años que sería su primer acto de gobierno: una constituyente al mejor estilo chavista, como sucederá en Perú y Chile.
Aunque en redes sociales, medios de comunicación y salones de clase les digan insistentemente que Colombia es fracaso, ¡sepan que es mentira! a pesar de todo lo que falta por hacer y mejorar. Solo los fracasados profesionales, chavistas “humanizados”, ninipolíticos “independientes” y santistas “verdes” esperan que usted lo crea, para que ellos, profesionales del fracaso, se encarguen “supuestamente” de resolverlo desde 2022