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Política sin maquinaria

Hacer política en Colombia es difícil, pero hacer campaña queriendo ganar una curul sin maquinaria es casi imposible. ¿Cómo pensar la política por fuera de los paradigmas que ha trazado por años la historia de Colombia?

19 de septiembre de 2023
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Por Natalia Zuluaga Rivera - nataliaprocentro@gmail.com

“Contraté a la hija de un líder que me ayudó en la campaña y en los 4 años nunca fue a la oficina del Concejo. La llamé para pedirle que al menos trabajara moviendo las redes sociales desde su casa y respondió que no, que su papá ya había cumplido su parte”, cuenta una Concejal en el El Dulce Poder de la Silla Vacía.

Hacer política en Colombia es difícil, pero hacer campaña queriendo ganar una curul sin maquinaria es casi imposible.

¿Cómo pensar la política por fuera de los paradigmas que ha trazado por años la historia de Colombia? No es fácil pensarla como un proyecto honesto y decente al que orgullosamente queramos pertenecer. La política sigue siendo percibida como oficio de “ventajosos y corruptos”.

En medio de las campañas electorales actuales se ve de todo. El político tradicional, que hace parte de un partido con fuerte estructura política y para estas fechas empieza a mover la maquinaria; y estas pueden ser: orgánica, de plata, de partido y pública. ¿Y cómo se mueve esta última? Pues el político que lleva años ocupando el cargo tiene claro que de su curul depende el empleo de cientos de personas que llevan años trabajando en la administración y votan siempre por él, que les promete continuidad en su puesto, la mal llamada cuota política.

Está el político que gasta dinero a dos manos en campaña y llega al cargo a recuperar lo invertido; el que compra votos en los barrios el día D y negocia, en algunos casos, con los combos del barrio su elección. Esos candidatos se reconocen fácilmente porque invaden la ciudad de vallas y pasacalles y hacen muchas reuniones con comida gratis. Quienes asisten llenan planilla con nombre, cédula, lugar y mesa de votación, esto para hacer seguimiento de que ese voto llegó al candidato correcto.

Están los que con recursos de la propia administración montan a sus candidatos para darle continuidad a sus gobiernos y seguir gobernando a través de ellos. Desconfío de los políticos que solo hacen campaña desde los clubes ejecutivos y poco se acercan a la comunidad, ahí se ve la falta de empatía, de calle y su desconexión con la realidad.

Finalmente, están los candidatos de opinión. No tienen maquinaria ni hacen parte de ningún emporio político para hacer campañas poderosas, pero tienen lo más importante: voz honesta, convicción e ideas reales e innovadoras que podrían dar paso al cambió efectivo en la forma como se hace política.

Estos políticos recorren las calles dando a conocer sus ideas, se ven genuinamente en las redes sociales con pequeños grupos. A los que muchas veces le suben la ventana del carro para no recibir el volante, son esos los que debería escuchar pausadamente y elegir si quieren que esto cambie.

Hay una joven política que dice: “Si nosotros no hacemos la política, estamos dejando que otros la hagan”. Por eso este tema, ligado directamente a la democracia, tiene que importarnos a todos y dejar de creerse que es un mundo oscuro del que nadie quiere saber.

Me pregunto si será posible hablar de democracia en un país de elecciones y votos manipulados por políticos corruptos.

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