Mucho se habla de la nueva reforma que impulsa el gobierno de Petro para subsanar un hueco fiscal más profundo que un aforismo de Wilde. Esta reforma ha tenido opiniones encontradas, desinformación y especulaciones sobre lo que será gravado y lo que no. Mi mamá, por ejemplo, me dijo que, como yo vivía grabando, le explicara los efectos de la reforma tributaria.
Entonces, como propuesta a este gobierno, decidí poner a consideración una lista de las cosas que deberían pagar impuestos por su alto consumo y su perjuicio para la comunidad.
Propongo un impuesto a aquellas personas que se metan en la fila, para los que envíen notas de voz de más de treinta segundos, a los hombres que se depilen las cejas y tengan barriga, a las mujeres que hagan preguntas cuando uno esté viendo fútbol. Así mismo, gravar a aquellas personas que revisen el WhatsApp de su pareja. Hablando de parejas, propongo impuesto a la reincidencia para aquellas parejas que terminan y vuelven más de tres veces. No solo por el daño a su salud mental, sino por el que le hacen a amigos y familiares que no saben cómo actuar ante tanto vaivén emocional.
Propongo un impuesto llamado Edipo para aquellos que tienen 40 años y todavía viven con la mamá. Para los que dicen: “voy en camino” y no han salido de la casa. Impuesto para los que no devuelven las cocas prestadas de la cocina y a los que reenvían fake news y cadenas de WhatsApp, ahí sí que recogeríamos plata.
Por medio del lenguaje también podemos obtener recursos. Un impuesto para los que dicen: totalmente lleno, completamente gratis, caí en cuenta o usan preveer por prever. Y si lo que se quiere es recaudar billones, que paguen impuestos los que no conjuguen bien el verbo satisfacer o los que usan el verbo circunvalar para referirse a una vía. Incluso en Antioquia se recogería mucho dinero si graváramos a los que usan el verbo descrestar como sinónimo de asombro. Como nota al margen, propongo que se analice la posibilidad de que paguen impuestos los que dicen Eafit y no la Eafit. Al respecto la RAE ya se pronunció. Ojo, también deberían pagar impuestos los columnistas que utilizan los temas serios para hacer mofa de nuestra distinguida sociedad.
Pongo entonces a consideración estas propuestas. Sin embargo, lo que solucionaría el problema, de fondo del fondo, es que no se roben la plata, porque dinero es lo que ha tenido este país. Mientras no acabemos la naturalizada corrupción, pueden recoger toda la plata en impuestos y ella se irá por los huecos de Odebrecht, Reficar, Interbolsa, SaludCoop, Centros Poblados, el cartel de la toga, las vías que construyen diez veces, los puentes que hacen y se caen y tantas otras formas que tienen nuestros corruptos de “abudinear” y chupar de la teta pública. Mientras eso no pase, pueden seguir gravando, pero el país seguirá grave