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Que la respuesta

nunca vuelva a ser: “demalas”

Si los políticos acusados de corrupción publican en redes su cinismo, entonces quienes debemos elegir quién nos gobierne, deberíamos tener voces más activas y menos resignada.

10 de octubre de 2023
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  • Que la respuesta nunca vuelva a ser: “demalas”

Por Amalia Londoño Duque - amalulduque@gmail.com

¡Corrupto!

Le dijeron.

¡Demalas!

Fue su respuesta.

¡Demalas! Como quien dice, sí,

¿y qué?

Por si le queda alguna duda a quienes no vieron el penoso video, esa fue la respuesta del candidato Albert Corredor cuando otro candidato lo acusó de corrupto.

La expresión no solo respondió a una acusación aceptando sin ningún escrúpulo su gravedad, sino que respondió sugiriendo también que si eso por lo que se acusa nos trae consecuencias a todos, ¡pues demalas!

Ese “demalas” fue una respuesta a la veeduría que ha hecho un ejercicio responsable durante estos cuatro años, fue también la respuesta al periódico El Colombiano que ha denunciado con pruebas y testimonios como la campaña de este candidato le paga a los contratistas para que vayan a hacerles barra y hostiguen los debates, un espacio que debería ser democrático y respetuoso. Ese “demalas” lo sentimos todos los que de alguna manera hemos querido hacer visible la decadente forma de hacer política de quienes continúan administrando esta ciudad mientras le hacen campaña a su nuevo candidato.

Para el 29 de octubre el mensaje debería ser contundente.

Si los políticos acusados de corrupción salen a la calle, renuncian a sus cargos, dan entrevistas y publican en redes su cinismo, entonces quienes tenemos el deber de elegir quién nos gobierne, deberíamos tener voces más activas y menos resignadas.

Es muy difícil medir la corrupción.

Algunas veces es evidente; empieza a verse en el descuido de las calles, en las basuras, en la propaganda electoral que aparece en los canales públicos, en la infraestructura deportiva y educativa, en los procesos que se rompen, que son en definitiva conversaciones que se rompen, confianza que se va.

Es muy difícil medirla, pero no debería ser tan difícil reaccionar a ella.

¿Qué respondemos como ciudadanos cuando nos dicen “Demalas” quienes son acusados de corruptos?

Para cultivar nuevos liderazgos, para exigir como ciudadanía y para esperar que nuestros territorios sean gobernados por quienes saben conversar sin incitar al odio y exponiendo argumentos e ideas, debemos también manifestarnos de manera masiva y contundente.

Salir y votar, condenar lo que consideramos incorrecto, no ceder, defender, reflexionar y debatir.

La confianza la recuperamos cuando creamos en la fuerza que tiene una ciudadanía que piensa en el bien colectivo, que se une para proteger, sobre todo.

Sobre esto, Santiago Silva quien estuvo al frente del ejercicio Tenemos que hablar Medellín (que invito a conocer), me dijo: “lo que más nos llamó la atención es que a pesar de que las personas creen que muchos de los cambios necesarios son responsabilidad sobre todo de actores públicos (Alcaldía, alcalde, concejo, gobierno), son los actores en los que menos confían. Por otro lado, aunque no los nombran tanto como responsables, la sociedad civil (universidad, sector privado, organizaciones sociales) suelen tener el doble o más de la confianza que tienen los actores públicos y políticos.”

Confiemos en el poder de una ciudadanía fuerte, activa y unida.

Somos parte de ella.

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