Los anuncios gubernamentales acerca del deseo de organizaciones delictivas comunes en el sentido de “someterse a la justicia”, deberían tener unas consecuencias prácticas y reales, más allá del fugaz objeto de impresionar al Papa Francisco.
Suele ocurrir que estos amagos estén acompañados de esperanzadas palabras presidenciales y de momentáneo revuelo en los medios de comunicación, pero adicionadas con una característica que ya los colombianos conocemos: demasiada emoción y muy poco o nada de fondo.
Comencemos por precisar los términos. Debemos ser claros. Si nos atenemos al significado de las palabras, “someterse a la justicia” quiere decir someterse a la justicia, y por tanto debe implicar que los delincuentes en verdad se sometan a la justicia....