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Todos los años para esta época se dan las discusiones del salario mínimo, el monto que un empleador debe pagar a un trabajador. ¿Y por qué es tan importante? Porque de ese salario depende el poder adquisitivo de los trabajadores, pero también la inflación y un tema que no es menor: el costo para las empresas que deben contratar de manera formal a los trabajadores.
¿Cómo lograr un equilibrio? Es el gran desafío, pues debe considerar que el trabajador pueda cubrir ojalá más allá de lo mínimo para vivir: alimentación, vivienda, salud, educación, etc., y paralelamente, que ese salario no afecte en mayores números las nóminas empresariales.
Para empezar, Fedesarrollo plantea que es necesario analizar el salario mínimo en relación con la productividad promedio. Especialmente, explican, porque las microempresas y negocios familiares no estarían en capacidad de pagar un salario alto debido a la baja productividad. En este punto pienso que vale la pena volver a la discusión del salario diferencial, regional y sectorial, entre otros.
Porque precisamente uno de los temas es que el país debe poder incrementar el número de trabajadores formales y aquí vuelvo a Fedesarrollo: el 55 por ciento de los trabajadores son informales y en otras regiones llega al 80. Con un aumento desproporcionado, incrementaríamos la informalidad y haríamos más difícil la contratación vía empresas de trabajadores formales.
El centro de estudios plantea que la cifra ideal debería estar entre un 6 y 6.5 por ciento, teniendo en cuenta la cifra de inflación que se acaba de conocer de un 5.3 por ciento para noviembre. Me parece, sin embargo, una cifra conservadora. Pensaría que un 8 por ciento sería más adecuado y competitivo a nivel regional. Pensar en un aumento de dos dígitos terminaría por impactar las tasas de interés hacia arriba.
Colombia tiene hoy un salario mínimo de 1.423.500 sin el subsidio de transporte, alcanzando un aproximado de 370US, lo que nos ubica en la mitad de la tabla frente a países de América Latina, por debajo de Chile, Uruguay, México para empezar, y por encima de Brasil y Argentina. La razón es que la productividad de los países, esos países es mayor.
De otra parte, es deseable que podamos trabajar en un mecanismo que facilite llegar a un acuerdo rápido cada año sin las desgastantes discusiones o pulsos entre empresarios, trabajadores y sindicatos, que permitan un consenso temprano. Que las discusiones se den sobre la base de evidencias en el poder adquisitivo, insisto por productividad, regiones y sectores de la economía.
